domingo, 25 de noviembre de 2007

Biba

“At BIBA creativity and freedom reigned supreme. White-lipped, pin-legged shopgirls were instructed never to approach the customers. The phrase 'Can I help you?' was banned. And the music was always played at maximum volume. This wasn´t shopping, this was an experience, and there never had been, nor has been, one quite like it since”

En 1964 nació en Londres una nueva forma de entender la moda y de poder adquirirla a precios más que razonables e incluso por correo. Bárbara Hulanicki abría una pequeña boutique al oeste de Londres a la que bautizaría como BIBA y que con el tiempo acabaría revolucionando el mundo entero y convirtiéndose en el símbolo de toda una generación. BIBA llegaría incluso a encasillarse entre otros muchos tópicos, como las mini faldas, los mini coches y las boas de plumas que caracterizaron los “swinging sixties”. BIBA se convertiría en un estilo de vida.

Con el paso de los años BIBA se transformó en una gran almacén de siete plantas, un palacio que se encontraba en Kensington Church Street y fue descrito en numerosas ocasiones como “la más maravillosa tienda del planeta”, “una máquina de sueños” o “una fantasía hecha realidad”. En su interior, decorado con un estilo que mezclaba el art decó con el Hollywood de los años treinta, podía encontrarse desde comida hasta ropa para niños y mascotas, pasando por maquillaje (su famosa laca de uñas negra utilizada por Lou Reed), objetos para el hogar, hasta llegar a cientos de prendas con un diseño que mezclaba la extravagancia de la época con la elegancia y el glamour de las superestrellas. Pero BIBA no era simplemente un gran almacén dónde poder encontrar de todo. En la azotea del edificio se encontraba un jardín con un lago lleno de patos, flamencos y pingüinos, que se estableció como punto de encuentro de la jet-set y gente guapa de la época. También una sala, the Rainbow Room Upstairs en la que se celebraron miles de fiestas y actuaciones como la de las New York Dolls, o un restaurante por el que pasaron celebridades de la talla de David y Ángela Bowie, Mick y Bianca Jagger, Jack Nicholson o Brigitte Bardot.

Uno de los secretos del éxito de BIBA fue la heterogeneidad. Bárbara creaba ropa barata pero con un buen diseño y terminación, que sedujo tanto a jóvenes estudiantes y amas de casa con devoción por la moda como a estrellas de rock e ídolos del momento como Twiggy, Rachel Welch, Yoko Ono o la princesa Ana. Tuvo tal aceptación que el estilo de vida Biba se extendió por todo el mundo y tanto en Japón como en los Estados Unidos las jóvenes suspiraban por una de sus prendas. Pero la verdadera clave de su éxito fue el crear un estilo de vida, una forma de actuar, vestirse y desenvolverse ante la realidad que cautivó a miles de mujeres a lo largo del planeta sin importar su procedencia, nacionalidad o nivel económico.

Y en la actualidad, 40 años después de la apertura de la tienda, la marca sigue viva de la mano de Bella Freud, aunque con notables diferencias con sus inicios en cuanto al target al que sus prendas van dirigidas, pero con un mismo espíritu rebelde e inconformista que se refleja en cada uno de sus diseños.


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